miércoles, 13 de marzo de 2013

MANIFIESTO CONTRA LA VIOLENCIA Y POR LA VIDA


  En memoria del 11M recupero el manifiesto que escribí en su día.
   
  MANIFIESTO CONTRA LA VIOLENCIA Y POR LA VIDA 
       NO ENTIENDO POR QUÉ 
            Por más que le doy mil vueltas hoy no puedo escribir sobre otra cosa que no sea el 11 de Marzo. El día está espléndido y el sol luce como siempre, pero hay muchos que ya no lo verán. Una amiga mía se ha librado de la catástrofe porque llegó a coger el tren de cercanía dos minutos tardes. Un joven, que andaba por allí, decía que tenía 25 años y que siempre había vivido en la democracia. ¿No son hermosas estas palabras? ¡Cuántos padres de familia no volverán nunca a su hogar! ¡Cuántas madres desconsoladas han dejado de besar las mejillas de sus hijos con el más tierno afecto! ¡Cuántos jóvenes han dejado sus ilusiones rotas entre los amasijos de hierro!
            No existe un bien material, ni un bien moral, que esté por encima de la vida humana, si no es una idea que  reincida en el bien y la supervivencia colectiva de todo un pueblo. Por eso, si queremos luchar por esa idea, cambiemos el sentido de la palabra “lucha”. Luchemos sí, pero desde actitudes pacifistas y nobles, y confiando en el poder de la palabra.
            Diréis: “Ya lo hacía Cicerón en la antigua Roma y por ello fue decapitado. Su cabeza fue expuesta públicamente en el foro de Roma con un clavo atravesándole la frente, en señal de aquellos que querían matar el pensamiento”. Pero de eso han pasado miles de años. El mundo ha conocido el progreso y el desarrollo científico y tecnológico, y no podemos seguir actuando en la barbarie.
            Es cierto que no se puede permitir que haya niños y adultos que mueren, en muchos lugares del planeta, a causa de la enfermedad y del hambre, a causa de la ambición desmesurada de otros hombres que sólo crecen en el poder y la gloria. ¡Mentes enfermizas con toda seguridad!
            Pero también es cierto que la violencia engendra más violencia, que la guerra sólo engendra odio, rencor y venganza. Por eso, precisamente por eso, debemos volver a la nobleza de la palabra.
            Hay un lugar para que todos podamos vivir en paz, en armonía con nuestras creencias y en el respeto de las ideas ajenas.
            ¡No podemos justificar la alternativa de matar!
                                               ¡¡NO ENTIENDO POR QUÉ!!

1 comentario:

  1. Cuanta verdad hay en tus palabras,y que bonito recuerdo para los que se fueron.
    Un saludo

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