No uno, sino muchos han sido los jóvenes escritores y las jóvenes escritoras que he encontrado siempre en mi camino. De ellos y de ellas he aprendido, lo afirmo con creces, bastante de lo que hoy sé. No obstante y, a pesar del tiempo pasado, nunca han dejado de sorprenderme, y hoy mi sorpresa se centra en un joven y futuro autor.
No es habitual encontrar a un alumno en 3º ESO que escriba con la facilidad y soltura con que lo hace Gianluca. Buena redacción, buena construcción de las oraciones, buena ortografía, buen uso de los signos de puntuación, vocabulario preciso y adecuado, uso moderado de la adjetivación, alguna que otra comparación bien usada, en el momento oportuno. No hay duda de que detrás de estas jóvenes páginas - y lo digo en todo su doble sentido, primero, porque están recién salidas de la cabeza de su autor, y segundo, por la juventud que este mismo entraña- hay muchas horas de dedicación a la lectura silenciosa. No podemos olvidar, desde luego, esas capacidades que, en mi opinión, debe poseer cualquier buen escritor: imaginación, mucha imaginación para crear, sensibilidad,una buena dosis de intuición. Tiene que ser algo filósofo o pensador, y estar bien ejercitado en el papel de crítico de la vida. Sus dotes de observador deben estar desarrolladas al punto de no dejar en la pared de atrás ningún detalle del mundo exterior o interior que le rodea. Y así son sus textos, llenos de agudeza y pequeños rasgos al describir la actitud de los personajes creados en sus historias, sus ropas, sus gestos, sus miradas llenas de ira, sus caras rotas o sus cuerpos ensangrentados, el color de sus ojos avispados… Y es que, en este caso, nuestro joven autor ha preferido construir un relato de terror, a lo cual se suma la dificultad de crear ciertas escenas de máximo ingenio para defenderse o escapar de situaciones extremas. Todo un universo de sorpresas que despiertan el interés del lector.
Sin duda, Gianluca tiene mucho camino por delante y aún mucho que aprender. Ganará en experiencias y en madurez, perfeccionará con creces su estilo literario, cada día y poco a poco saciará su alma de sabiduría, pero si, hoy por hoy, alguien me pregunta, contestaría con total garantía que estamos ante la pluma y el talante de un gran escritor. Empeño, mucho empeño, duras horas de trabajo callado y ¡buena suerte en el camino!
POR LO PRONTO, A SEGUIR ESCRIBIENDO Y A SEGUIR ESTUDIANDO.
No es habitual encontrar a un alumno en 3º ESO que escriba con la facilidad y soltura con que lo hace Gianluca. Buena redacción, buena construcción de las oraciones, buena ortografía, buen uso de los signos de puntuación, vocabulario preciso y adecuado, uso moderado de la adjetivación, alguna que otra comparación bien usada, en el momento oportuno. No hay duda de que detrás de estas jóvenes páginas - y lo digo en todo su doble sentido, primero, porque están recién salidas de la cabeza de su autor, y segundo, por la juventud que este mismo entraña- hay muchas horas de dedicación a la lectura silenciosa. No podemos olvidar, desde luego, esas capacidades que, en mi opinión, debe poseer cualquier buen escritor: imaginación, mucha imaginación para crear, sensibilidad,una buena dosis de intuición. Tiene que ser algo filósofo o pensador, y estar bien ejercitado en el papel de crítico de la vida. Sus dotes de observador deben estar desarrolladas al punto de no dejar en la pared de atrás ningún detalle del mundo exterior o interior que le rodea. Y así son sus textos, llenos de agudeza y pequeños rasgos al describir la actitud de los personajes creados en sus historias, sus ropas, sus gestos, sus miradas llenas de ira, sus caras rotas o sus cuerpos ensangrentados, el color de sus ojos avispados… Y es que, en este caso, nuestro joven autor ha preferido construir un relato de terror, a lo cual se suma la dificultad de crear ciertas escenas de máximo ingenio para defenderse o escapar de situaciones extremas. Todo un universo de sorpresas que despiertan el interés del lector.
Sin duda, Gianluca tiene mucho camino por delante y aún mucho que aprender. Ganará en experiencias y en madurez, perfeccionará con creces su estilo literario, cada día y poco a poco saciará su alma de sabiduría, pero si, hoy por hoy, alguien me pregunta, contestaría con total garantía que estamos ante la pluma y el talante de un gran escritor. Empeño, mucho empeño, duras horas de trabajo callado y ¡buena suerte en el camino!
POR LO PRONTO, A SEGUIR ESCRIBIENDO Y A SEGUIR ESTUDIANDO.
“TOO SLOW TO SURVIVE” ES EL TÍTULO DE SU
BLOG.
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