martes, 16 de junio de 2015

CUATRO ROSAS Y UN SUEÑO

(Poema dedicado a Wallada, última princesa Omeya del Califato de Córdoba, S. XI, poeta arábigoandalusí).
DESDE EL ALFÉIZAR
A Walläda
Un perfume de arrayanes, camomila y romero,...
procedente del jardín,
envuelve el aire que respira,
y ella sueña, sueña...
Se sienta sobre el alféizar de la ventana,
reclinada en el muro de su silencio,
y contempla los campos solitarios de la niñez,
confesores de sus confidencias,
y las cumbres doradas en la lejanía,
sésamo de sus delirios.
La tierra a sus pies
y ella..., en la cima del mundo.
El cabello ondulado,
templo de la tristeza,
acaricia los pechos desnudos
y su delicada mano reposa
sobre la blanca piel del pubis,
cerrado en noche profunda,
ocultando su intimidad a los ojos del deseo.
Siente los besos del amante
sobre los poros ardientes de su ser,
surtidores de pasión bajo la luna,
y se estremece...
De pronto vuela sobre los pasos del tiempo.
Quiere dejar su voz entre los ecos del poeta.
Y llora el esplendor de siglos pasados,
hoy sólo un bostezo de gloria.
Un perfume de arrayanes, camomila y romero,
procedente del jardín,
envuelve el aire que respira,
y ella sueña, sueña...
¡Oh mujer que otro día ocupará mi sitio en el alféizar!


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