sábado, 24 de octubre de 2015

Video del encuentro de poesía y música solidarias en Campillos.


El 17 de octrubre de 2015.  Minuto 16.20, mi intervención, 1h :04m, la de mi hija Alba.

 https://www.youtube.com/watch?v=5rEZQaTKrnk&list=UUYCMAyHyeWgCLDLMmOqRT8g&index=1

Encuentro de poetas en Arcadia Club de Marbella.

El pasado 23 de octubre de 2015, organizado por Miguel Rodríguez, y con la presencia de Agustín Casado, Ana Eugenia Venegas, Hugo Cuche Carvajal, Juanjo Criado, Josefina Arias González, y otras voces de inestimable valor poético.

Encuentro de poesía y música solidarias en Campillos.

El 17 de octubre de 2015. Con los poetas José Infante, Inés María Guzmán, Rafael Luna, Antonio Lebrón, Scotta, Antonio Herrera, Alba Navarro y Ana Herrera, y los músicos Juan Alberto Gómez, Juan Víctor Romero y Maite Padilla, acompañada de su padre, Agustín Padilla.

lunes, 12 de octubre de 2015

Crítica literaria

LES SEINS PÉNIBLES: LOS SENOS DOLOROSOS, DE NAJIB BENDAOUD                                    
ARTÍCULO DE CRÍTICA LITERARIA, POR ANA HERRERA
Les seins pénibles (Los senos dolorosos) es un poemario en verso libre, alineados y que comienzan en mayúscula, como dice el mismo autor, para que cada uno guarde su propia identidad. La total ausencia de signos de puntuación es otra de sus características más notables.
Decía Miguel Hernández, cuando se reunía con sus amigos de la Generación del 27: “Dejemos la biblioteca, el museo, el aula. Hablemos de las cosas del mundo. Hablemos sobre el viento y la cosecha. Hablemos del trabajo, del amor, sobre todo”. Muchos han sido los poetas que a lo largo de la historia han hecho del amor el tema principal de su inspiración. La poética del amor y del desamor es la poética de Najib Bendaoud.  Les seins pénibles es un canto a todas las formas posibles de relación amorosa entre un hombre y una mujer que conllevan al yo poético desde la exaltación de la felicidad más radiante (Carpe diem) hasta la desesperación vital más profunda (angustia existencialista del ser humano).
Se abre el poemario con el poema Métamorphose (Metamorfosis), descripción de la figura femenina transformada en elementos de diversa índole: ciudad, abrigo, llama, habitante de un sueño solitario. Como preludio al tema amoroso, el segundo poema,  Aubade (Alborada), es un ruego al universo a través de sus múltiples formas, tierra, luna, sol, mujer, mar…, que someten al poeta a su magnificencia.
Desde un banco blanco,  el yo poético observa y siente la vida que pasa ante él, cargada de mujeres que vienen y van, de transeúntes incesantes, de bellas y tristes emociones. Aprovecha en su deambular amoroso para denunciar las injusticias sociales y todo lo absurdo, negro, oscuro, triste de la vida. Solo su “reina” le hará recuperar la alegría vital suspendida, liberándolo de su soledad. Nacen así a lo largo del poemario una serie de símbolos que se van a convertir en elementos recurrentes de la voz del poeta: reine (reina), gitane (gitana), sirène (sirena) –simbología femenina-, y otros como le chien (el perro), le chat (el gato), son cigarette (su cigarrillo), son clavier (su teclado), ses anges (sus ángeles), un bref instant (un breve instante), les montagnes (las montañas), le chemin (el camino), ses rêves (sus sueños)…, a través de los cuales Najib Bendaoud nos ofrece una completa visión de los estados de ánimos más frecuentes en la relación representada.
La gitana se convierte en musa de su tiempo, “Belle femme aux cheveux de gitane” (“Bella mujer de cabellos de gitana”). Es la mujer una gota de agua de su vaso, un instante de su edad, un anhelo de fusión constante  con su ser. Es en este clímax poético cuando surgen las más bellas expresiones léxicas:“Je veux… / Comme un enfant / Jouer sur tes vagues interdites” ( “Yo quiero… / Como un niño / Jugar en tus olas prohibidas”); “Mes anges te prennent la main” (“Mis ángeles te cogen la mano”).
En Un ciel souriant (Un cielo sonriente) el alma, la vida, la luna, el silencio, el canto del viento, un amigo tocando tu corazón (“Un ami touchant ton coeur”), la tierra, una sonrisa, un ángel, los pájaros, los cielos, un recuerdo, la quietud, las plantas, una mirada profunda, las aguas felices, los colores de las flores,  conducen al poeta a sus raíces. La fuente se convierte en el símbolo que riega el sentido de su vida. Se celebra así su esplendor al ritmo de la naturaleza.
El texto se llena de sensualidad, de erotismo elegante, de sorprendentes metáforas cuando él quiere enterrar su angustia envolviéndose en ella, en sus sábanas, apagar su fuego en su boca, mezclando las alegrías de uno con las aguas del otro, para renacer en fin en ella. Y continúa la exaltación del amor en una pequeña barca azul en el mar. “La mer reflétait tes yeux / la blancheur des maisons” (”El mar reflejaba tus ojos / La blancura de las casas”). Rodeados los amantes  de gaviotas, de peces, de los colores del mar. Un elogio de los pequeños momentos en la conjunción amor / naturaleza, la alegría de vivir, el gozo del tiempo presente. El poeta grita en alta voz la esencia del cuerpo femenino y la pasión, “Savourer mon rève de toi” (“Saborear mi sueño de ti”), Je veux cacher… / Ma tristesse entre tes seíns” (“Yo quiero esconder… / Mi tristeza entre tus senos”). Y se llega al éxtasis final, a la vibración eléctrica, “Touchant l`absolu / Les étoiles” (“Tocando lo absoluto” / Las estrellas”).  “Après un long voyage / Nous arrivâmes au pays du soleil” (“Después de un largo viaje / Nosotros llegaremos al país del sol”). Y este canto se hace sublime cuando el yo poético resucita inspirado en el cuerpo de la amada: “J`écrirai mon poème en or / Sur les rivages de ton corps” (“Yo escribiré mi poema en oro / Sobre las orillas de tu cuerpo”).  En fin, se muestra como sombra de la mujer amada, que es su seña de identidad, su esperanza, su tesoro, su sueño…

Más allá del amor, la angustia del desamor se introduce con el poema Retour evanescent (Regreso que se desvanece). Ella le ofrece su mirada, sus palabras, su alegría, su sonrisa, sus tardes juntos, su voz, sus labios, envueltos en un continuo fluir que es el fluir de la vida sonriendo, gritando, bailando, “J`aime t`aimer en silence” (“Me gusta amarte en silencio”).Un universo que se vuelca en tristeza y desesperanza, que se difumina, se esconde, se escapa,  cuando ella le falta.
El poeta llora la ausencia de la amada y recurre a los elementos de la naturaleza, la noche, la luna, el sol, para expresar su llanto a través de bellas metáforas como “L`eau glâce de mon âme” (“El agua helada de mi alma”). En la metáfora del cuervo, el poeta se balancea entre la oscuridad y la luz, entre la tristeza y la alegría. A veces recurre a la compañía del gato para aliviar sus pasajes tristes.  Huye de la vida en todas sus dimensiones (arte, suerte, fe). Y evoca la nostalgia amorosa para acabar resignándose: “Et j`attendrai jusqu`à l`aube / ce temps de nos rencontres” (“Y esperaré hasta el alba / Este tiempo de nuestros reencuentros”); “Resignation se nomme / Notre histoire” (“Resignación se llama / Nuestra historia”). Se confiesa unido a ella en la palabra. “Il aimait les mots” / Elle aimait les mots” (“Él amaba las palabras / Ella amaba las palabras”). La voz poética se balancea en el espacio del sueño femenino, sin muros, sin calles estrechas, añorando un tiempo atrás junto a ella. “Je pensé á toi… / Et je continue à marcher / Sur le sable/ D`un rêve insaisissable” (“Yo pienso en ti… / Y contunúo caminando / sobre la arena / De un sueño insaciable”). La huella que  ha dejado en él es vigorosa: “Vigoureuse ton histoire” (“Vigorosa tu historia).  Siente el frío agrio del desamor, su cenicero no acepta sus lágrimas, siente miedo del abismo,  pero le dedica a la mujer amada bellas metáforas, “Tulipe bleue” (“tulipán azul”); “Princesse de tous mes instants” (“Princesa de todos mis momentos”). También  se deja mecer en la musicalidad de las notas de Baudelaire, el poeta de la vida bohemia y de los excesos, que impregna en su obra la visión del mal.
Aún le queda tiempo en su poema Voyage des roses (Viaje de rosas) de cantar a la liberación del ser humano, y en el poema que cierra el libro, Souffle d`un temps (Soplo de un tiempo), declara su fin último: su meta está en ella, “Et j`adorerai tous tes temps” (“Y yo adoraré todos tus tiempos”).





viernes, 9 de octubre de 2015

De nuevo Otoño, de Ana Herrera

Queridos amigos:
Ha vuelto octubre. Un octubre que nos hace empezar de nuevo, de vuelta de las vacaciones estivales, y acoger calurosamente al otoño, a ese otoño de tardes grises y aceras que crujen al paso del caminante. A ese otoño de belleza en el aire, templado, pacífico, mediador. Un otoño de esperanza, de inquietud, de aliento y desaliento, de sueños. Y, en este marco de belleza templada, recordemos esa otra canción, la canción de un cuento de Rodríguez Almodóvar que por estas fechas retorna a mi mente como paloma mensajera. Un cuento que, adoptando la forma de una carta, recogía las palabras de agradecimiento de una madre emocionada a otra madre de acogida española. Felicitaciones, pues, para todas esas madres, padres, amigos y hermanos que durante el verano han cargado con la gran responsabilidad física y psicológica de acoger en sus hogares a tantos niños de un mundo desfavorecido. Y felicitaciones a todos los que creemos en la templanza de la palabra y en la fuerza del amor, el respeto, la tolerancia, la solidaridad, la democracia, la libertad, como únicos instrumentos para resolver los conflictos del hombre y de la convivencia. Si a diario nos enfrentamos con cientos de situaciones que escapan a nuestro control - el azar, el tiempo, la enfermedad, la muerte-, entonces ¿por qué no tratar de remediar lo remediable? Todos llevamos algo dentro de aquello con lo que enardecía el gran escritor ruso León Tolstoi, la bondad, el amor y la palabra. Dejemos que afloren y hagamos uso de una buena dosis de generosidad, mucha generosidad.
Ana Herrera

martes, 6 de octubre de 2015

HAFSA BINT AL-HAYY AL-RAKUNIYYA.

    Biografía noveladas en mi libro "Una mujer, una historia". Hoy con una de las poetisas más célebres de su época, S. XII, Granada.
    HAFSA BINT AL-HAYY AL-RAKUNIYYA
    Un triángulo de amor
    ...
    ¡Qué paz! ¡Qué calma vuelve por fin a mi espíritu! Han tenido que pasar muchos años para que la tranquilidad retorne de nuevo a mi vida. Hoy forma parte del paisaje que contemplo a través de mi ventana, de estas estancias solitarias, pero acogedoras, y que ya considero como mi verdadero hogar, de las personas que me rodean y que no dejan de aportarme un cariño sincero. Las princesas han crecido y ahora son unas jóvenes hermosísimas. Lo cierto es que no ha sido difícil ganarme su amor, siempre fueron unas niñas sensibles y cariñosas. También tengo el respeto de sus padres. ¡Qué lejos el día en que recibí la carta del califa Yaqud al-Mansur invitándome a venir a Marrakech, esta divina ciudad, para que educara aquí a sus hijas!
    Los años de la infancia te marcan para siempre y los míos fueron tan felices en Granada, mi querida y añorada Granada. Mi adolescencia y mi juventud estuvieron llenas de magia en la Corte Almorávide. Descubrir el poder de la poesía me llenó de fuerza, de sensaciones maravillosas y nuevas que antes no conocía. Podía descubrir los sentimientos ajenos envueltos en palabras preciosas, y yo elevaba los míos ante los ojos de los demás con una libertad y un orgullo que me hacían crecer por dentro. Siempre he sido muy libre para escribir y no he temido las represalias de nadie, ni siquiera cuando me atreví a contradecir la orden de Abu Said y lloré en sentidos versos la muerte de mi amado Abu Yafar. Abu Said me prohibió que llevara luto por mi amado, igual que hacen las viudas, pero yo me cubrí con prendas negras porque negro era el dolor de mi corazón, castigado y roto en mil pedazos.
    Por vestirme de luto me amenazan
    por un amado que me han muerto con la espada.
    ¡Qué Dios tenga clemencia con quien sea
    liberal con sus lágrimas,
    o con quien llore por aquel que mataron sus rivales,
    y que las nubes de la tarde,
    con generosidad como la suya,
    rieguen las tierras donde quiera que vaya!
    Continúa en "Una mujer, una historia". Ediciones Alfar.

domingo, 4 de octubre de 2015

A un eucalipto soñador, de Ana Herrera

    A UN EUCALIPTO SOÑADOR
    Asomado a la paz del Mediterráneo,
    junto a la orilla que alimenta mis raíces,...
    cada noche, Luna,
    me pierdo en el hechizo de tu brillo.
    Y cada noche,
    desde que mis ramas se abrieron a tu sueño,
    espero la respuesta a mi esperanza,
    Luna,
    ¿qué se esconde tras la eternidad del silencio?