lunes, 12 de octubre de 2015

Crítica literaria

LES SEINS PÉNIBLES: LOS SENOS DOLOROSOS, DE NAJIB BENDAOUD                                    
ARTÍCULO DE CRÍTICA LITERARIA, POR ANA HERRERA
Les seins pénibles (Los senos dolorosos) es un poemario en verso libre, alineados y que comienzan en mayúscula, como dice el mismo autor, para que cada uno guarde su propia identidad. La total ausencia de signos de puntuación es otra de sus características más notables.
Decía Miguel Hernández, cuando se reunía con sus amigos de la Generación del 27: “Dejemos la biblioteca, el museo, el aula. Hablemos de las cosas del mundo. Hablemos sobre el viento y la cosecha. Hablemos del trabajo, del amor, sobre todo”. Muchos han sido los poetas que a lo largo de la historia han hecho del amor el tema principal de su inspiración. La poética del amor y del desamor es la poética de Najib Bendaoud.  Les seins pénibles es un canto a todas las formas posibles de relación amorosa entre un hombre y una mujer que conllevan al yo poético desde la exaltación de la felicidad más radiante (Carpe diem) hasta la desesperación vital más profunda (angustia existencialista del ser humano).
Se abre el poemario con el poema Métamorphose (Metamorfosis), descripción de la figura femenina transformada en elementos de diversa índole: ciudad, abrigo, llama, habitante de un sueño solitario. Como preludio al tema amoroso, el segundo poema,  Aubade (Alborada), es un ruego al universo a través de sus múltiples formas, tierra, luna, sol, mujer, mar…, que someten al poeta a su magnificencia.
Desde un banco blanco,  el yo poético observa y siente la vida que pasa ante él, cargada de mujeres que vienen y van, de transeúntes incesantes, de bellas y tristes emociones. Aprovecha en su deambular amoroso para denunciar las injusticias sociales y todo lo absurdo, negro, oscuro, triste de la vida. Solo su “reina” le hará recuperar la alegría vital suspendida, liberándolo de su soledad. Nacen así a lo largo del poemario una serie de símbolos que se van a convertir en elementos recurrentes de la voz del poeta: reine (reina), gitane (gitana), sirène (sirena) –simbología femenina-, y otros como le chien (el perro), le chat (el gato), son cigarette (su cigarrillo), son clavier (su teclado), ses anges (sus ángeles), un bref instant (un breve instante), les montagnes (las montañas), le chemin (el camino), ses rêves (sus sueños)…, a través de los cuales Najib Bendaoud nos ofrece una completa visión de los estados de ánimos más frecuentes en la relación representada.
La gitana se convierte en musa de su tiempo, “Belle femme aux cheveux de gitane” (“Bella mujer de cabellos de gitana”). Es la mujer una gota de agua de su vaso, un instante de su edad, un anhelo de fusión constante  con su ser. Es en este clímax poético cuando surgen las más bellas expresiones léxicas:“Je veux… / Comme un enfant / Jouer sur tes vagues interdites” ( “Yo quiero… / Como un niño / Jugar en tus olas prohibidas”); “Mes anges te prennent la main” (“Mis ángeles te cogen la mano”).
En Un ciel souriant (Un cielo sonriente) el alma, la vida, la luna, el silencio, el canto del viento, un amigo tocando tu corazón (“Un ami touchant ton coeur”), la tierra, una sonrisa, un ángel, los pájaros, los cielos, un recuerdo, la quietud, las plantas, una mirada profunda, las aguas felices, los colores de las flores,  conducen al poeta a sus raíces. La fuente se convierte en el símbolo que riega el sentido de su vida. Se celebra así su esplendor al ritmo de la naturaleza.
El texto se llena de sensualidad, de erotismo elegante, de sorprendentes metáforas cuando él quiere enterrar su angustia envolviéndose en ella, en sus sábanas, apagar su fuego en su boca, mezclando las alegrías de uno con las aguas del otro, para renacer en fin en ella. Y continúa la exaltación del amor en una pequeña barca azul en el mar. “La mer reflétait tes yeux / la blancheur des maisons” (”El mar reflejaba tus ojos / La blancura de las casas”). Rodeados los amantes  de gaviotas, de peces, de los colores del mar. Un elogio de los pequeños momentos en la conjunción amor / naturaleza, la alegría de vivir, el gozo del tiempo presente. El poeta grita en alta voz la esencia del cuerpo femenino y la pasión, “Savourer mon rève de toi” (“Saborear mi sueño de ti”), Je veux cacher… / Ma tristesse entre tes seíns” (“Yo quiero esconder… / Mi tristeza entre tus senos”). Y se llega al éxtasis final, a la vibración eléctrica, “Touchant l`absolu / Les étoiles” (“Tocando lo absoluto” / Las estrellas”).  “Après un long voyage / Nous arrivâmes au pays du soleil” (“Después de un largo viaje / Nosotros llegaremos al país del sol”). Y este canto se hace sublime cuando el yo poético resucita inspirado en el cuerpo de la amada: “J`écrirai mon poème en or / Sur les rivages de ton corps” (“Yo escribiré mi poema en oro / Sobre las orillas de tu cuerpo”).  En fin, se muestra como sombra de la mujer amada, que es su seña de identidad, su esperanza, su tesoro, su sueño…

Más allá del amor, la angustia del desamor se introduce con el poema Retour evanescent (Regreso que se desvanece). Ella le ofrece su mirada, sus palabras, su alegría, su sonrisa, sus tardes juntos, su voz, sus labios, envueltos en un continuo fluir que es el fluir de la vida sonriendo, gritando, bailando, “J`aime t`aimer en silence” (“Me gusta amarte en silencio”).Un universo que se vuelca en tristeza y desesperanza, que se difumina, se esconde, se escapa,  cuando ella le falta.
El poeta llora la ausencia de la amada y recurre a los elementos de la naturaleza, la noche, la luna, el sol, para expresar su llanto a través de bellas metáforas como “L`eau glâce de mon âme” (“El agua helada de mi alma”). En la metáfora del cuervo, el poeta se balancea entre la oscuridad y la luz, entre la tristeza y la alegría. A veces recurre a la compañía del gato para aliviar sus pasajes tristes.  Huye de la vida en todas sus dimensiones (arte, suerte, fe). Y evoca la nostalgia amorosa para acabar resignándose: “Et j`attendrai jusqu`à l`aube / ce temps de nos rencontres” (“Y esperaré hasta el alba / Este tiempo de nuestros reencuentros”); “Resignation se nomme / Notre histoire” (“Resignación se llama / Nuestra historia”). Se confiesa unido a ella en la palabra. “Il aimait les mots” / Elle aimait les mots” (“Él amaba las palabras / Ella amaba las palabras”). La voz poética se balancea en el espacio del sueño femenino, sin muros, sin calles estrechas, añorando un tiempo atrás junto a ella. “Je pensé á toi… / Et je continue à marcher / Sur le sable/ D`un rêve insaisissable” (“Yo pienso en ti… / Y contunúo caminando / sobre la arena / De un sueño insaciable”). La huella que  ha dejado en él es vigorosa: “Vigoureuse ton histoire” (“Vigorosa tu historia).  Siente el frío agrio del desamor, su cenicero no acepta sus lágrimas, siente miedo del abismo,  pero le dedica a la mujer amada bellas metáforas, “Tulipe bleue” (“tulipán azul”); “Princesse de tous mes instants” (“Princesa de todos mis momentos”). También  se deja mecer en la musicalidad de las notas de Baudelaire, el poeta de la vida bohemia y de los excesos, que impregna en su obra la visión del mal.
Aún le queda tiempo en su poema Voyage des roses (Viaje de rosas) de cantar a la liberación del ser humano, y en el poema que cierra el libro, Souffle d`un temps (Soplo de un tiempo), declara su fin último: su meta está en ella, “Et j`adorerai tous tes temps” (“Y yo adoraré todos tus tiempos”).





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