Biografía noveladas en mi libro "Una mujer, una historia". Hoy con una de las poetisas más célebres de su época, S. XII, Granada.
HAFSA BINT AL-HAYY AL-RAKUNIYYA
Un triángulo de amor
...
HAFSA BINT AL-HAYY AL-RAKUNIYYA
Un triángulo de amor
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¡Qué paz! ¡Qué calma vuelve por fin a mi espíritu! Han tenido que pasar muchos años para que la tranquilidad retorne de nuevo a mi vida. Hoy forma parte del paisaje que contemplo a través de mi ventana, de estas estancias solitarias, pero acogedoras, y que ya considero como mi verdadero hogar, de las personas que me rodean y que no dejan de aportarme un cariño sincero. Las princesas han crecido y ahora son unas jóvenes hermosísimas. Lo cierto es que no ha sido difícil ganarme su amor, siempre fueron unas niñas sensibles y cariñosas. También tengo el respeto de sus padres. ¡Qué lejos el día en que recibí la carta del califa Yaqud al-Mansur invitándome a venir a Marrakech, esta divina ciudad, para que educara aquí a sus hijas!
Los años de la infancia te marcan para siempre y los míos fueron tan felices en Granada, mi querida y añorada Granada. Mi adolescencia y mi juventud estuvieron llenas de magia en la Corte Almorávide. Descubrir el poder de la poesía me llenó de fuerza, de sensaciones maravillosas y nuevas que antes no conocía. Podía descubrir los sentimientos ajenos envueltos en palabras preciosas, y yo elevaba los míos ante los ojos de los demás con una libertad y un orgullo que me hacían crecer por dentro. Siempre he sido muy libre para escribir y no he temido las represalias de nadie, ni siquiera cuando me atreví a contradecir la orden de Abu Said y lloré en sentidos versos la muerte de mi amado Abu Yafar. Abu Said me prohibió que llevara luto por mi amado, igual que hacen las viudas, pero yo me cubrí con prendas negras porque negro era el dolor de mi corazón, castigado y roto en mil pedazos.
Por vestirme de luto me amenazan
por un amado que me han muerto con la espada.
¡Qué Dios tenga clemencia con quien sea
liberal con sus lágrimas,
o con quien llore por aquel que mataron sus rivales,
y que las nubes de la tarde,
con generosidad como la suya,
rieguen las tierras donde quiera que vaya!
Continúa en "Una mujer, una historia". Ediciones Alfar.
Los años de la infancia te marcan para siempre y los míos fueron tan felices en Granada, mi querida y añorada Granada. Mi adolescencia y mi juventud estuvieron llenas de magia en la Corte Almorávide. Descubrir el poder de la poesía me llenó de fuerza, de sensaciones maravillosas y nuevas que antes no conocía. Podía descubrir los sentimientos ajenos envueltos en palabras preciosas, y yo elevaba los míos ante los ojos de los demás con una libertad y un orgullo que me hacían crecer por dentro. Siempre he sido muy libre para escribir y no he temido las represalias de nadie, ni siquiera cuando me atreví a contradecir la orden de Abu Said y lloré en sentidos versos la muerte de mi amado Abu Yafar. Abu Said me prohibió que llevara luto por mi amado, igual que hacen las viudas, pero yo me cubrí con prendas negras porque negro era el dolor de mi corazón, castigado y roto en mil pedazos.
Por vestirme de luto me amenazan
por un amado que me han muerto con la espada.
¡Qué Dios tenga clemencia con quien sea
liberal con sus lágrimas,
o con quien llore por aquel que mataron sus rivales,
y que las nubes de la tarde,
con generosidad como la suya,
rieguen las tierras donde quiera que vaya!
Continúa en "Una mujer, una historia". Ediciones Alfar.
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