viernes, 26 de febrero de 2016

jueves, 25 de febrero de 2016

http://abaadjamaliya.com/ciceron-de-amicitia/

Fragmento. En "El tren de los tiempos" hoy viajamos hacia la Prehistoria. En "Una mujer, una historia". Ediciones Alfar.
Mi vientre se hinchaba cada día más y hacía tanto frío. También la comida empezaba a ser escasa.
Miró con ansiedad hacia el horizonte. Antes de partir se dirigió hacia mí, acarició suavemente mi mejilla con su ruda mano y se marchó. Yo grité en un adiós desesperado.
Las temperaturas eran tan bajas que tuvieron que protegerse con las pieles que nosotras habíamos curtido. Llevaban piedras tan afiladas que ni el más fiero de los animales que persiguieran se resistiría a su empaque. Caminaron durante días y durante noches, y dormían si se encontraban cansados. Estaban al borde del desconsuelo cuando el jefe de la tribu les advirtió de un lejano ruido que por segundos se hacía más fuerte y estrepitoso: una manada de mamuts avanzaba hacia el desfiladero. Sus ojos se llenaron de alegría. El estrecho valle sería el lugar ideal para la caza. La enorme piedra, que entre todos consiguieron mover desde la altura, cayó encima de una de las hembras de la manada, que se derrumbó en el suelo sin fuerzas, mientras el resto del grupo corría despavorido huyendo del peligro.
Apoyé la mano sobre el vientre y sentí la vida dentro de mí. Se acercaba la hora en que daría a luz y confiaba en que para entonces ya habrían regresado los hombres. No pasaron muchas lunas antes de ver cumplido mi deseo. Comimos y reímos hasta caer rendidos. Dejé reposar la cabeza con agrado sobre el hombro de mi compañero que se mostró complacido.
En las noches que siguieron nos sentábamos alrededor del fuego que calentaba la fría y oscura cueva. Poco sabíamos del pasado y nada del futuro, simplemente vivíamos.

domingo, 21 de febrero de 2016


Fragmento: "El tren de los tiempos" en "Una mujer, una historia" de Ediciones Alfar. La protagonista viaja en un tren que va parando en andenes temporales y conversa con los personajes de la historia. Hoy nos lleva hasta la India para conocer a Mumtaz Mahal y Shah Jahan.
Detente, viejo tren. 1653, ¿no escuchas esos lamentos?
-Ella insistió en acompañarme a Burhampur durante la campaña militar, y allí nació nuestro decimocuarto hijo. El parto se complicó y Mumtaz murió en aquella triste hora, dejándome en el desconsuelo más amargo.
-Piensa en los momentos bellos que viviste a su lado, y no te atormentes con el poder de los recuerdos. Llegará el día en que estaréis juntos para siempre. Confía en las palabras de una incansable viajera.
-Desde que la conocí quedé prendado de su belleza, y no hubo descanso en mi corazón enamorado hasta que se convirtió en mi querida esposa. Nos amamos con una pasión desenfrenada que iba más allá de los límites del deseo. Los olores a esencias del aposento, nuestros cuerpos embadurnados en las más ricas mieles o en los sabores más exóticos, los besos ardientes que se desprendían de sus labios, hicieron de aquellos años los más felices de nuestras vidas, entregados por completo a los placeres del amor. Caminaba dos horas diarias para mantenerse hermosa a mis ojos. También su inteligencia era brillante; no faltaba un consejo suyo en mis asuntos de gobierno. Después de su muerte, tanto era mi dolor, que mis cabellos y mi barba se volvieron del blanco de la aurora, y desde este ventanal del Gran Fuerte Rojo, donde mi hijo me tiene confinado, contemplo cada día su tumba, ese palacio majestuoso que ella me pidió que le construyera. A orillas del río Yamuna, entre los más refinados mármoles y piedras preciosas, sigue viva nuestra gran historia de amor.
Así lo dijo Tagore, viejo tren, el Taj Mahal, “Una lágrima en la mejilla del tiempo”.
Ana Herrera

jueves, 18 de febrero de 2016

Recitando en La Barrika de Marbella esta tarde con motivo del día de los enamorados. Ha sido una muy grata experiencia. Bella en gente y en poesía.
Hoy es siempre todavía.
Antonio Machado
Hoy es siempre todavía
en el diluir de un tiempo loco en vanidades.
Para esculpir un camino de besos.
Para el despertar de las conciencias al sueño de lo imposible.
Para aliviar el paso del que camina bajo la lluvia.
Para romper todos los silencios presentes
y vivir en las palabras hasta el fin de lo eterno.
Entre el ayer y el mañana,
Hoy es siempre todavía.
Ana Herrera
Fragmento:"Jane Austen. El derecho de elegir". En "Una mujer, una historia". Ediciones Alfar. La autora de "Sentido y sensibilidad", "Orgullo y prejuicio", "Emma"...
Su rostro se volvió melancólico y sus ojos se llenaron de alegría. Esta vez, sin que yo le rogara hacerlo, comenzó a hilvanar una palabra tras otra, no creas que siempre he sido una solterona, en mis tiempos sabía de amoríos, aunque sólo en una ocasión me enamoré de verdad, con todas las fuerzas de mi ser, yo era delgada y alta, como ahora, pero mi caminar era más rápido y seguro, ¿sabes?, con los años todo va desmejorando, mis mejillas redondas y mis ojos de color miel no reflejaban aún los síntomas de esta enfermedad que empiezo a arrastrar lentamente y que se va apoderando de mí como la noche de la mañana, y mis cabellos castaños estaban llenos de bonitos rizos que alegraban la juventud de mi cara, un día lo vi a él, estábamos de vacaciones, al abuelo George le gustaba llevarnos a la costa, y era tan apuesto que enseguida me quedé prendada de su figura, luego, en las pocas ocasiones en que le hablé, fui enamorándome como una loca de sus palabras, de sus modales, de su manera de quererme…
Ana Herrera

domingo, 14 de febrero de 2016

En el 14 de febrero, a todas las enamoradas y enamorados. A quienes AYER lo estuvisteis, , a quienes HOY lo estáis, a quienes lo estaréis MAÑANA.
TE AMO
Te amo, te amo, amor mío.
Te amo bajo la luz de los días que nos cobijan.
Te amo en la penumbra de mi habitación cada tarde.
Te amo en el silencio de la noche oscura
y en el aroma de las violetas que perfuman tu nombre .
Te amo más allá de mi deseo y del tuyo.
Te amo por encima de vanas realidades y sueños frustrados.
Te amo en los besos que acurrucan mis sentidos,
en la mirada, en la sonrisa, en la voz, en las palabras...
Te amo en el recuerdo y en las horas por llegar.
Te amo fuera del tiempo
Y en él.
Ana Herrera

jueves, 11 de febrero de 2016


Fragmento: "HAFSA BINT AL-HAYY AL-RAKUNIYYA. Un triángulo de amor". S. XII. En "Una mujer, una historia". Ediciones Alfar.
Rakuniyya, todos me conocían por Rakuniyya desde que el califa Abd al-Mumin me obsequió con el feudo de Rakudo, muy cerca de Granada, en honor a los elogios en verso que yo le había dedicado tras mi visita a Rabat, donde él se encontraba...
Después de eso volví a Granada junto a mi familia, aunque ya era dueña de mi propio feudo. A ellos, a mis padres, debo el honor de mi educación, y al favor de Dios que me hizo nacer en una familia noble y rica, rodeada de cultura y de bien.
Pero él…, él me llamaba Hafsa. Mi nombre en su boca tampoco ha dejado de sonar en mi mente debilitada, como una campanilla que tintinea y se repite con los años. La voz se le impregnaba de dulzura cuando me llamaba “su amada Hafsa”. Y yo le respondía, Abu Yafar, mi noble y queridísimo Abu YAfar, nunca habrá otro como tú, el único dueño de mi corazón. Éramos felices así, amándonos y dedicándonos nuestros versos, elegantes y llenos de coquetería, pero que nacían en lo más profundo de nuestro ser, porque el nuestro era un amor de verdad. Aquella tarde fue maravillosa, juntos en el famoso Hawr Mu`ammal de Granada, aquellos espléndidos jardines. Después Abu Yafar me dedicó sus versos:
¡Qué Dios guarde una noche que pasó sin censuras
y que nos ocultó en Hawr Mu`ammal!
Palpitaba un aroma desde Nayd
que, al soplar, se agitaba con olor de claveles,
zureaba una tórtola en los árboles,
se inclinaban las ramas de los mirtos sobre el arroyo
y el jardín se mostraba alborozado
por lo que presenció:
abrazos, besos y caricias.
Y yo le contesté:
Elogio aquellos labios porque sé
lo que digo y conozco de lo que hablo,
y les hago justicia, no miento ante Dios;
en ellos he bebido una saliva
más deliciosa que el vino.
Ana Herrera. Poema original de Abu Yafar.

lunes, 8 de febrero de 2016


ANA HERRERA
COMPENDIO DE LA “CONSOLATIO A HELVIA”
“Muchas veces, oh madre excelente, he sentido impulsos para consolarte, y muchas veces también me he contenido”.
Lucio Anneo séneca fue un filósofo, político, orador y escritor romano, conocido por sus obras de carácter moralista. Pasó a la historia como el máximo representante del estoicismo y moralismo romano tras la plena decadencia de la república romana. Llamado Séneca el Joven, nació en Córdoba en torno al año 4 a.C. y murió en Roma en el 65 d.C.
A través de la “Consolatio a Helvia”, Séneca expresa el más puro compromiso moral para con su madre, fruto de un amor incondicional.
Varias son las razones que tiene Séneca para consolar a su madre y varias también las razones que lo llevan a pensar en no hacerlo. Desde su cuna fueron innumerables las pesadumbres que se juntaron para contrariar el ánimo sensible de Helvia. Quedó huérfana al nacer y creció al lado de su madrastra y de una hermanastra que fueron buenas con ellas, pero que, según el propio filósofo, nunca pudieron suplir el cariño natural de una madre. Siendo joven la casaron con un hombre mayor que ella, Marco Anneo Séneca, que se la llevó a vivir a Córdoba y la alejó de su familia y de la ciudad de Urgavo –actúal Arjona- donde nació. La muerte le arrebató a su tío querido cuando menos lo esperaba, y poco después a su “queridísimo esposo”, como ella le solía decir. Entre sus brazos vio morir a su jovencísimo nieto, que no era otro que el propio hijo de Séneca. Veinte días después, el filósofo cordobés fue desterrado a la isla solitaria de Córcega acusado por Mesalina, esposa del emperador Claudio, de tener amores con la princesa Julia Livilla. Séneca se marchó sin despedirse de su madre y de ahí nació su pesar al saber que estaría sufriendo por su partida.
A continuación exponemos las distintas fases que componen el pensamiento de Séneca en esta obra:
Si se atreviera a escribirle una “Consolatio”, lograría contener sus lágrimas y cerrar sus heridas.
Si se contiene es porque no quiere encontrar un alivio prematuro, y porque piensa que es muy difícil consolar a alguien de los tuyos, de los que llevan tu propia sangre.
Por fin, decide consolarla pensando que si su madre nunca le ha negado nada, tampoco ahora le podrá negar la ocasión del consuelo. Y decide abrir todas sus heridas porque solo recordándole las adversidades por las que ha pasado desde su infancia, podrá recordarle también su fortaleza por haberlas superado y poder superar las del momento presente.
Le demuestra que nadie puede sentirse desgraciado en el destierro mientras esté en compañía de la naturaleza y de la virtud. El destierro no es penoso si no es ignominioso. No es desgraciado porque la prosperidad no eleva al sabio, así como la adversidad tampoco puede abatirle, porque el sabio crece dentro de sí mismo y busca en su interior toda su alegría. Y no lo dice porque él se considere un sabio, sino porque de ellos ha aprendido que siempre hay que permanecer de pie.
Por otra parte, la fortuna es como un enemigo que llega y derriba al que encuentra desprevenido. Solo el que vigila constantemente, el que está alerta, la vence sin trabajo.
Además, todos hemos nacido para la felicidad. Para vivir felices no se necesita grande aparato. Cada cual puede labrarse su dicha.
En cuanto a la pobreza del destierro, ésta no es penosa, porque los reveses solo abaten al ánimo engañado por los triunfos, las riquezas, los honores. El que no es esclavo de estos bienes pasajeros y engañosos no se aflige fácilmente. El que vive dentro de un palacio está más alejado del cielo que aquel que vive en humilde cabaña.
Continúa Séneca en sus argumentos para añadir que el cambio de lugar llega a ser una necesidad del espíritu para muchos, Y ya que el cambio y la traslación es una ley natural del universo, así también lo es de los hombres que llegan a tierras extrañas. ¡No es más feliz el hombre que hace de cualquier lugar su patria!
No hay motivo, pues, para que su madre derrame sus lágrimas y busque excusas en su condición de mujer, en su femineidad, en su maternidad, puesto que el equilibro entre el cariño y la razón está en experimentar el dolor y dominarlo. Y tal como ha sido una mujer virtuosa, alejada de los vicios terrenales, así debe ahora mantenerse alejada de las debilidades de su sexo.
La anima, por último, a que encuentre alivio en sus otros dos hijos, Novato y Mela -el primero, que ha sabido conseguir honores, y el segundo que ha elegido una vida tranquila en la armonía y la paz del campo y entregado al cuidado de la madre-; en su gracioso nieto Marco, quien le ha de dar aún muchas alegrías; en su nieta Novatila, hija de Novato, huérfana como ella y que le ha de pedir, sin duda, muchos y variados consejos, sobre todo, en asuntos de amor; en los estudios, que tanto amaba y su “queridísimo esposo” le prohibió realizar temiendo que fueran malos para la moral de la mujer, pero que ahora le habían de servir para aliviar todo su sufrimiento; y, de manera especial, en la fortaleza y el cariño de su hermana, su más importante apoyo.
BIBLIOGRAFÍA
Séneca, L.A. (1999). Consolación a Helvia. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Recuperado de http://www.cervantesvirtual.com/…/ff0a3df8-82b1-11df-acc7-0… Traducción directa del latín por Francisco Navarro y Calvo.
Fragmento (diálogo con su hija): Christine de Pisan. La magia de escribir. SS. XIV-XV. Una de las primeras mujeres que se dedicó de manera profesional a la escritura y la primera en escribir una utopía feminista, "El libro de la ciudad de las damas". En "Una mujer, una historia" Ediciones Alfar.
Bésame otra vez, rebésame y besa:
dame uno de tus besos más sabrosos
dame uno de los más cariñosos:
yo te devolveré cuatro más ardientes que brasas.
¿Te cansas, dices? Ven que calme ese mal
dándote otros diez muy dulces.
Y así, mezclando nuestros dichosos besos,
gocemos el uno del otro a capricho.
CHRISTINE DE PISAN (balada)
-Tenía quince años. Mi padre había elegido al que sería mi esposo, un joven notable, de buena familia, diez años mayor que yo y que, pese a su juventud, ya trabajaba como notario y secretario del rey. “Éste será tu esposo, Étienne Castel.” Yo también era demasiado joven, pero la mirada se me iluminó al verlo por primera vez, y se me volvía a iluminar cada vez que lo intuía a lo lejos o al acercarse a mí, no importaba el tiempo que lleváramos juntos. Aquel día vinieron a mi mente los versos de la poetisa griega: “Yo te buscaba y llegaste / y has refrescado mi alma que ardía de ausencia.” Entonces observé que él se estremecía ante mi presencia y en la ternura de su expresión intuí que la vida me regalaba con un don maravilloso. “Nadie pudo nunca igualarle en bondad, en dulzura, en lealtad y tierno amor.” En una época en que la mayoría de los matrimonios eran concertados, como el mío, y la gente se casaba sin amor, yo tuve la suerte de encontrar al hombre de mi vida. Diez años de felicidad durante los cuales nacisteis tú y tus hermanos. “Y el amor me sacudió / las entrañas, cual viento que en el monte agita encinas”, siempre la divina Safo. Yo escribí más tarde mis propios versos sobre aquella intensa y apasionada relación amorosa que viví con tu padre casi sin esperarlo: “Enloquezco de deseo cuando / mi príncipe me dice que es todo mío. / Me derrite con su dulzura, / sí, mi hombre sabe en verdad amarme.”
Ana Herrera
Los versos que aparecen entre comillas son originales de Christine de Pisan y de la poetisa griega Safo.

miércoles, 3 de febrero de 2016

Fragmento: "Zayda. Una princesa ejemplar". En "Una mujer, una historia", Ediciones Alfar. Entregada a Alfonso VI de Castilla para cerrar un pacto. El rey se enamoró locamente de ella.
-¿Por qué lloras, amada mía?
-Tu ejército llegó tarde. Se rindió Sevilla. Ya mis padres han partido para el exilio –respondió Zayda a su esposo con la voz sobrecogida por el sufrimiento.
-Lo sé, han regresado mis emisarios. Mas tú no debes estar tan triste. Tus padres son fuertes, mantendrán su dignidad hasta el final de sus días –contestó Alfonso con dulzura tratando de infundirle ánimo con sus palabras.
-Presiento que entre los lejanos picos del Atlas, mis padres morirán de tristeza, pero también sé que la poesía será un bálsamo refrescante para el cansancio de sus almas doloridas. ¿Sabes? Mis hermanos siguen luchando por otras tierras y mi hermana Butayna, poeta como ellos, ha sido vendida a un rico comerciante de Sevilla, quien sin duda la casará con alguno de sus hijos. Las más pequeñas también han partido para el exilio. Ellas serán su consuelo.
-Ven, esposa mía, el día está espléndido y el sol luce como nunca. Daremos un paseo por el jardín. Florecen los azahares en los naranjos y limoneros que he mandado plantar para ti, como en Sevilla.
Alfonso rodeó amorosamente la delicada cintura de Zayda, la atrajo hacia sí con fuerza y besó sus cálidos labios con la pasión de un esposo enamorado. Luego apretó su mano cariñosamente y abandonaron la estancia, vamos, el paseo te sentará bien, mi regina divina, amantísima y dilectísima esposa. El pequeño Sancho, entre alocadas correrías y travesuras, les salió al encuentro.

Ana Herrera

FELIZ LECTURA
La nueva revista Letras de Parnaso. Compendio de la "Consolatio a Helvia" por Ana Herrera,pág. 54.
Letras de Parnaso."Una tarde en ninguna parte" de Najib Bendaoud. Pág. 69. Traducción de Ana Herrera. 
Letras de Parnaso. "Escena de amor" en prosa poética por Ana Herrera. Pág. 81. 


ON LINE: http://issuu.com/jpellicer/docs/edicion41r_82a460841b0d2d PDF (Versión para imprimir): http://www.los4murosdejpellicer.com/EdicionesyPortadasPD/Edicion41r.pdf

lunes, 1 de febrero de 2016

UN OLVIDO ULTRAJADO
! Cielo, tus ojos de almendra !
Están ausentes terriblemente
En el delirio de mis palabras huérfanas 
Tu silencio helado turba la quietud
De mi alma abatida
Tu ausencia callada corroe horriblemente
Mis venas aturdidas
Mi día desaparece en el fondo
De tu noche alegre
Mis pájaros tristes
Me susurran su decadencia
Todo el blanco de mi inocencia dormida
Se transforma en colores opacos
Todo el grito de mi amanecer
De golpe se vuelve amargo
Mis dedos sucumben en el fondo
De un clavero melancólico
Mi música taciturna muere
En mi habitación oscura
Mis labios melancólicos se callan
Un frío amargo los encarcela
Un aire abrumador los aterroriza
Mis lugares tristes se profanan
En el olvido hambriento
De tu olvido ultrajado
¿Cielo ?
Ábreme las puertas de tu paraíso
Yo quiero albelgarme eternamente en él
¿Cielo ?
Muéstrame el camino de tus puertas
Yo lo recorreré día y noche
Durante todos los instantes de mi vida
¡Cielo, devuélveme nuestro sueño!
Apacigua mi pasión de amar
Cultiva en mí tu fe
Déjame adivinar el vuelo
De tu cuerpo invisible
Déjame imaginar la flor
De tu flor!

Os pondré varios fragmentos claves en días sucesivos, de este largo relato donde se entrecruzan varias historias.
"Zayda. Una princesa ejemplar". En "Una mujer, una historia", Ediciones Alfar.
El sol asomaba su cara encarnada por el horizonte. En el aire fresco de la mañana se respiraba la fragancia a azahar recién nacida de la primavera. Cuando se abrió la cancela de palacio, la gente suspirando inclinó sus cabezas ante sus reyes. Llovían los ramos de flores a su paso y volaban pañuelos blancos por el aire, como bandadas de gaviotas curiosas, en señal de despedida. Mutamid severo subió a la barca, seguido de Itimad, preocupada, y ambos se miraron con los rostros transidos por la tristeza. Rompieron a llorar con toda su alma, y en un cariñoso gesto, Guadalquivir adentro, dieron su último adiós a las calles de Sevilla.
Zayda entornó los ojos y calló, al tiempo que hizo un gesto al mensajero para que abandonara la estancia. A partir de ese día, afrontaría sola su destino. Su esposo y su hijo eran su única y verdadera esperanza. Las tropas de Álvar Fáñez, lugarteniente del Cid, llegaron demasiado tarde, le había contado entre suspiros de tristeza el leal mensajero. Sevilla entera alzó sus armas contra el invasor y Sevilla entera se rindió ante el enemigo. No fue así la primera vez que un soldado fuerte y joven, llamado Rodrigo Díaz de Vivar, llegó a la notable ciudad a cobrar las parias impuestas por Alfonso y la defendió de un ataque de los berberiscos granadinos. El pueblo sevillano agradecido estalló en vítores hacia el valiente caballero, Siddi, Siddi, Siddi, eran los gritos que se escuchaban a lo lejos. Ahora todo se había vuelto en su contra. ¡Las fatalidades de la vida!, pensaba Zayda. Su propio padre pidió ayuda a Yusuf ibn Tashufin para combatir a los cristianos y, en un premeditado engaño, el falso jefe almorávide se volvió contra él arrebatándole su trono. ¡Qué tendría aquella bendita tierra de al-Andalus que todos querían quedarse en ella! Zayda lo sabía muy bien, en aquellas benditas tierras había transcurrido toda su vida, rodeada del olor a azahar en las transparentes mañanas de primavera, paseando por las plazas sevillanas en las cálidas tardes del verano, acariciando las orillas del Guadalquivir en los frescos días otoñales, correteando por el laberinto de palacio en los más fríos meses del invierno… Todos para ella eran hermosos recuerdos de los que no se quería desprender y que hicieron rodar por sus mejillas dos gruesas lágrimas.
Ana Herrera
Feliz lectura, queridas amigas y amigos. ¡Cómo aprendo con mi hija!
Ayer, hablábamos del libro "Paisajes Visuales", en el que he tenido la gran oportunidad de participar con el capítulo "La poética de los paisajes parisinos transitados por un globo rojo y un niño". Pues bien, aquí os dejo el enlace directo a la publicación. Espero que disfrutéis de su lectura. ¡Y feliz noche!
Edición: Sociedad Latina de Comunicación Social.
Coordinación: Agustín Gómez y Ana Melendo.
Paisajes visuales. Agustín Gómez, Ana Melendo (Edits.)
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