DOMICIA PAULINA. La rectitud moral. Sobrina de Trajano y hermana de Adriano, los emperadores béticos del Imperio Romano. Así comienza su biografía novelada en mi libro UNA MUJER, UNA HISTORIA.
La tarde tenía un tono violeta que irradiaba felicidad y, al mismo tiempo, algo de melancolía en el corazón sensible de aquellas dos mujeres.
Domicia Paulina era una joven alegre. Se sentía contenta de haber nacido entre las viñas y los olivos de la hermosa ciudad de Itálica. Reía y saltaba alrededor de su madre mientras paseaban tranquilamente entre los cipreses y plantas aromáticas del espléndido jardín que rodeaba su regia villa, como solían hacer casi todas las damas de la alta sociedad bética.
–Todos dicen que he heredado tu gracia, madre.
–Sí, hija, es la gracia del pueblo gaditano.
–¿Sabes, madre?, de mayor me gustaría ser actriz.
–¿Por qué no, hija? No sé si te he contado alguna vez que las mejores bailarinas del imperio romano han salido de nuestra tierra.
–Ya lo sabía, madre. Yo misma siento la llamada del teatro en la sangre. Además seguiré llevando tu nombre con orgullo, seré la actriz Domicia Paulina.
–Podrás hacer muchas cosas en tu vida, pero primero tienes que casarte con un hombre que sea digno de tu condición real, como todas las jóvenes de buena familia.
Domicia Paulina era una joven alegre. Se sentía contenta de haber nacido entre las viñas y los olivos de la hermosa ciudad de Itálica. Reía y saltaba alrededor de su madre mientras paseaban tranquilamente entre los cipreses y plantas aromáticas del espléndido jardín que rodeaba su regia villa, como solían hacer casi todas las damas de la alta sociedad bética.
–Todos dicen que he heredado tu gracia, madre.
–Sí, hija, es la gracia del pueblo gaditano.
–¿Sabes, madre?, de mayor me gustaría ser actriz.
–¿Por qué no, hija? No sé si te he contado alguna vez que las mejores bailarinas del imperio romano han salido de nuestra tierra.
–Ya lo sabía, madre. Yo misma siento la llamada del teatro en la sangre. Además seguiré llevando tu nombre con orgullo, seré la actriz Domicia Paulina.
–Podrás hacer muchas cosas en tu vida, pero primero tienes que casarte con un hombre que sea digno de tu condición real, como todas las jóvenes de buena familia.
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