miércoles, 13 de mayo de 2015

EN UNA MUJER, UNA HISTORIA, ED. ALFAR. HELVIA, MI MADRE




    Fragmento inicial

    A pesar de mi sufrimiento, hoy atravieso un remanso de paz. Rodeado de esta bella naturaleza, con este viento fresco que choca contra mi cara, soy capaz de olvidar para siempre mis terribles circunstancias. No sé cuánto durará este injusto destierro que me ha traído a las tierras salvajes de Corsica, pero debo mantenerme fuerte y soportar la adversidad de mi condena hasta el día en que pueda volver de nuevo a mi Roma querida.
    Es mi madre quien más me preocupa. A veces siento deseos de consolarla, y otras veces me contengo temiendo avivar su dolor con mis fáciles palabras. No obstante, sólo yo puedo aliviar su alma acongojada.
    Pasear por las playas solitarias de este olvidado peñasco me hace pensar en todo lo que he dejado atrás. Me aflige, sobre todo, su recuerdo y la certeza de saber que estará sufriendo por mi partida. Ella tiene que conocer que, incluso aquí, mi ánimo está relajado. Puedo contemplar el mar bravío o en calma, el lejano horizonte, la belleza de la noche estrellada, la cara de la luna y del sol, sentir el rumor de los árboles agitados por el viento y un sinfín de bienes maravillosos que la naturaleza me ofrece a cualquier hora del día y de la noche. Además tengo mi verdad, la que me convierte en el hombre fuerte que soy y que ella conoce tan bien.

    Fragmento final

    ¡Qué bien me conocían mi madre y mi tía! Al otro extremo del país yo estaba pensando en cómo consolar a mi madre. Pensaba en mis hermanos, en mi sobrino Marco, en Novatila, la hija de mi hermano Novato, en mi tía. Sabía que ellos se convertirían en el centro de su vida. También pensaba en los estudios como bálsamo para calmar su alma dolorida, todo su sufrimiento, y como fuente de saber que daría respuesta a sus penas. Todo eso lo pensaba mientras caminaba por los solitarios parajes de Corsica, y fue entonces cuando decidí escribir las más bellas y entrañables páginas que han salido de mi pluma, la Consolatio a Helvetia, yo Lucio Anneo Séneca.




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