martes, 24 de noviembre de 2015

Prólogo de Ahmed Oubali a Najib Bendaoud. Traducción De Ana Herrera.

Gracias Ahmed Oubali, gracias Ana Herrera
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PRÓLOGO
Una certera mirada poética sobre la Mujer.
El ser femenino ocupa el centro de la poesía de Najib Bendaoud. Es su fuente de inspiración. Como poeta inspirado, recoge en la presente antología los motivos que han hecho y hacen de la mujer una divinidad controvertida debido a los roles inagotables que ha representado a los ojos del hombre ordinario, pero sobre todo de los poetas. El lector está de este modo invitado a redescubrir, releer, revivir estos temas, como la belleza innegable de las mujeres, su gracia, su dulzura, su elegancia, su sensualidad, sus encantos, su intimidad. Pero también su lado oscuro encarnado en su fogosidad desenfrenada, su deseo ardiente, sus pasiones más locas, también sus fracasos más dolorosos y sus venganzas más crueles.
Para anticipar, he aquí algunos títulos muy representativos de lo que acabo de expresar:
/ Una estúpida alegría, Una estación artística, Silencio ruidoso, Yo soy una falsa flaca, El pájaro seductor ha regresado, Solo para ti, La cama fría, Mi alma está en otra parte, Una pesadilla diabólica, El fin del mundo, Un cigarrillo solitario, Palabras de mi amiga la prostituta, El duelo…/
Se dice que los títulos son sugestivos, evocadores, aperitivos. Ustedes habrán destacado ya en efecto algunas ideas, en vasos comunicantes: sensualidad, un ambiente exótico propicio al placer, el encanto de un cuerpo desnudo que encanta a los hombres hasta rendirlos esclavos de una perversión, caricias que desatan las pasiones más ardientes, una atracción brusca. Como para los poetas malditos, para NajibBendaoud la mujer es en definitiva una musa ineludible, seductora e inspiradora tanto de nuestras alegrías como de nuestras desgracias.
En un artículo ya publicado titulado: “NajibBendaoud, uno de los pocos poetas inspirados de hoy”, he descrito las claves del lenguaje poético de este poeta, mostrando que escribir para él no consiste en describir las pasiones humanas como lo haría un poeta ordinario, es decir, utilizando las palabras de la lengua. Él opera a la inversa; se tiene la impresión de que son las pasiones humanas las que modifican de alguna manera la expansión semántica del verso desviando la lengua de su sintaxis convencional para instaurar lo que no se dice y los juegos del inconsciente. De las claves del lenguaje poético se ocupan las imágenes literarias, los tropos. La poesía le debe su originalidad. En efecto, para juzgar el genio de un poeta no es suficiente con leer su obra o el contexto donde esta se inscribe. Hay que verificar el estilo inscrito en el lenguaje.
Partiendo de estos postulados, NajibBendaoud es (y el lector enseguida se persuade de ello) un poeta innovador en la lírica femenina (poesía + música) en dos niveles de lectura indivisibles: en primer lugar en el plano narrativo, se afana por describir como psicólogo la esfera de los sentimientos en sus variedades más diversas y posteriormente en el plano discursivo, donde expone como filósofo los estados subjetivos y metafísicos del ser que sufre. Esta innovación, que para la mayoría de los poetas y escritores reside en la elección selectiva del vocabulario, reside para él en la maestría de los tropos, la lengua y detrás de la lengua, responsable en mi opinión del placer y del deleite que provoca en nosotros la lectura de esta poesía.
Los tropos, como se sabe, constituyen una diferencia en relación a los medios habituales de expresión. El lector versado se percatará leyendo esta antología de que una imagen literaria permite a una palabra tomar un significado diferente a parte de su sentido propio. Lo modifica en la expresión del pensamiento y de la dicción. En un principio, se diría que hay un tropo, en algún lugar del discurso, cuando la expresión que sobreviene no retoma su sentido habitual, sino otro, indicado o no por el término apropiado. En este caso hay una doble significación, con el término trópico y con el término no trópico (como en “esta mujer es una llama”, se dirá que el tropo está “presente”; y cuando el término trópico es solo un vehículo de la información pertinente, como en “apaga esta llama, para no quemarte”, se dirá que el tropo está “ausente”).
La abundancia de figuras literarias en la presente antología es impresionante y necesita un estudio mucho más serio y extenso que este prólogo. El autor utiliza con maestría todos los registros estilísticos, como la analogía, la sustitución, la atenuación, la oposición y la ruptura. Él las utiliza tal como un prestidigitador para expresar pensamientos indecibles, para pulir allí una palabra, para convertir más allá en elípticas miles de emociones desagradables, sustituyendo aquí los términos lingüísticos bruscos por sonoridades y melodías que solo la música puede interpretar, oponiendo pasiones para mostrarlas en su desnudez, efervescencia y ruptura, como reflejadas en un espejo, para encarnar por mimetismo nuestras propias pasiones.
Gracias a los tropos pues, la verdadera poesía puede dirigirse directamente a nuestros sentidos, sin pasar por la mediación de las palabras ordinarias, y es por ello que pienso que NajibBendaoud es, parafraseando a GastonBachelard: “Un poeta que tiene el poder de provocar directamente el despertar de la emoción poética en el alma del lector”.
Por mi parte añadiría que, por este estilo tan singular de los grandes poetas, él logra avivar como por magia nuestros propios instintos poéticos, muy a menudo incontrolados, por ser hedónicos.
Un poeta inspirado en tanto que enamorado de la Musa e inspirador en tanto que vidente y pintor de esta.
Por Ahmed Oubali.

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