jueves, 7 de enero de 2016

El tren de Nadine.

SOLIDARIDAD en 2016. Las palabras de Cervantes y los hechos de Nadine entrelazados en mi relato"El tren de Nadine". Nadine se encuentra con un mendigo, un héroe y un soñador. En este fragmento, el encuentro con el soñador.
Y conforme corría el tiempo, prosiguió su andar por los avatares del camino, hasta que otro día conoció al soñador. El soñador soñaba con un mundo sin barreras. Predicaba y predicaba sin cesar desde los púlpitos más enardecidos hasta los escenarios más escépticos, y su voz era como el fuego abrasador que nunca se apaga. Nadine escuchaba entusiasmada el tono de su voz y la entereza de sus palabras. Una noche de esas en que el cielo aparece bordado de cientos y cientos de estrellas, el soñador comenzó a llorar, de nada sirven mis palabras, se lamentó ante Nadine, que nunca había oído el tono lastimero de su voz, duerme tranquilo, mañana lo verás todo con más claridad. El soñador siguió predicando cada vez con más fuerza. Algunos lo insultaban al verlo pasar, otros murmuraban, pobre soñador, los soberbios le volvían la espalda o mostraban su indiferencia, los menos creían en él. Aquella tarde, después de acabar su discurso, un niño entusiasmado se le acercó, enséñame a soñar, de mayor quiero ser soñador. Y el soñador, impresionado por la tierna vocecilla infantil, comprendió que quería seguir soñando. Nadine abrió el libro que se había convertido en su compañero incansable de viaje y quiso la casualidad que leyera en él tan nobles razones. "Hechas, pues, estas prevenciones no quiso aguardar más tiempo a poner en efeto su pensamiento, apretándole a ello la falta que él pensaba que hacía su tardanza, según eran los agravios que pensaba deshacer, tuertos que enderezar, sinrazones que enmendar, y abusos que mejorar, y deudas que satisfacer".

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