Los personajes de mis historias también se enamoran
Nos paramos en mitad del saloncito y, de pronto, Manu se acercó a mí y susurró unas palabras en mi oído. Quise reconocer los versos de Pessoa. "El amor es una compañía. Ya no sé andar solo por los caminos porque ya no puedo andar solo". Sin pararse a pensarlo, me sujetó por la cintura y puso su boca en la mía en un largo y jugoso beso. Creí desvanecerme nuevamente, esta vez loca de deseo, y, en un arrebato de pasión, me aferré con fuerza a sus espaldas. Su pelo largo caía sobre mis mejillas y en todo mi cuerpo sentía la fuerza del suyo. Entonces, me cogió entre sus brazos. La noche fue larga y apasionada y, cuando abrí los ojos al amanecer, me gustó encontrarme a su lado, recostada sobre aquel lecho de amor y poesía.
Ana Herrera
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